Reportaje 

El insondable mundo de las Superheroínas 

De una presencia nula hasta la proliferación a borbotones de series y películas en las que son protagonistas con toda su diversidad, las superheroínas se han labrado su propio espacio y son referentes para las niñas de hoy. En ese poder imparable está su verdadero encanto.

Por Mónica Urbina Pardo

Collage: María Pérez Martín

Se asomaron tímidamente a las pantallas y poco a poco fueron ocupando espacios con el propósito de apoderarse del lugar. En un universo tradicionalmente dominado por hombres, ellas se despojaron de la investidura que se les había impuesto, la de mujer de adorno, para exprimirle todo a sus propios poderes. ¿Te suena? Pues en esta ocasión no hablamos de mujeres comunes y corrientes sino de superheroínas.

Aunque en los inicios eran prácticamente personajes de relleno que aportaban el acento sexy a las historias de superhéroes, con el tiempo y bajo la batuta del éxito de Wonder Woman (la inolvidable serie con Lynda Carter emitida entre 1975-1979) ellas fueron abriéndose paso en ese mundo predominantemente masculino, dándole forma a un girl power que ya trasciende razas, edades, tallas y preferencias sexuales, y que además enamora a distintas generaciones de fanáticos.

“En el cine y especialmente en las series hay mucha más representación femenina. Y cuando se ha mostrado que se pueden hacer series tan buenas -o tan malas- como las protagonizadas por personajes masculinos, se ha abierto un poco el abanico para las superheroínas”, comenta María José Arias del Prado, periodista especializada en el mundo audiovisual y coautora (con Raquel Pérez Montero) del libro Salvando al mundo en pijama. Superhéroes y héroes enmascarados en las series.

Cada vez más niñas van disfrazadas de superheroínas o usan camisetas con sus rostros o logos, porque han visto a estas chicas combatiendo el mal en la televisión o en el cine. 

A prueba de raza, talla y preferencias

Esta presencia más frecuente y constante, en la que indudablemente la Wonder Woman (2017, Patty Jenkins) protagonizada por Gal Gadot tuvo gran responsabilidad, las extrae adicionalmente de las pantallas para llevarlas directamente al mundo real. Cada vez más niñas van disfrazadas de superheroínas o usan camisetas con sus rostros o logos, porque han visto a estas chicas combatiendo el mal en la televisión o en el cine.

María José opina que “para las nuevas generaciones el tener referentes femeninos en el mundo de los superhéroes es algo muy potente, que las niñas de ahora quieran ser Wonder Woman, o Spiderman, o el superhéroe que se les antoje es grandioso (…) Y el hecho de que fuera una mujer (Patty Jenkins) quien aporta su visión femenina a Wonder Woman desde la dirección, creo que es un punto que hizo a esta película mucho más interesante”, comenta con la fascinación de una experta en el tema pero también con la emoción de una seguidora del género.

“En Jessica Jones (creada por Melissa Rosenberg a partir del cómic de Marvel) también se le daba mucha importancia a la mujer no sólo en la pantalla, sino detrás de ella con la presencia de muchas chicas, por ejemplo, en la dirección”, añade María José destacando además la importancia del trabajo de la cadena The CW -con el rescate de personajes como Supergirl, o con sus propias lecturas de Legends of Tomorrow o Jessica Jones- en esta explosión de historias de superhéroes en clave femenina.

Felizmente ya los poderes no son exclusivos de chicas blancas, jóvenes, esbeltas y heterosexuales, sino que encontramos diversidad en todos los sentidos.

Superpoderes a flote

La representación de la mujer en la TV y el cine de superhéroes se limitaba en sus inicios a la de la damisela en apuros. Tímidamente comenzó a mutar en una aliada del superhéroe (pero con destrezas mundanas), hasta que pasó a formar parte del team que combate el mal con superhabilidades.

Actualmente ya están a la misma altura que sus pares masculinos en el Olimpo de los superhéroes; para muestra están entre muchas, Captain Marvel, She-Hulk o Black Widow. Incluso hasta pareciera que los arriman a un ladito, como lo hace Jane Foster (Thor: Love and Thunder), la espléndida astrofísica encarnada por Natalie Portman, que opaca con su carisma y aptitudes hasta al mismísimo dios Thor.

Así, siendo abogadas, gobernantes, enfermeras, psiquiatras, pilotos, enfermeras, músicas, monjas o periodistas el universo de las superheroínas se tornó variopinto a través del tiempo, aunque no con tanta rapidez como en los cómics. Y esto va mucho más allá de las profesiones.

Felizmente ya los poderes no son exclusivos de chicas blancas, jóvenes, esbeltas y heterosexuales, sino que encontramos diversidad en todos los sentidos. Darle un vistazo a Birds of Prey o revisar aquella escena, muy breve pero contundente, de Avengers: Endgame en la que el grupo de superheroínas -en el que están Gamora, The Wasp y Shuri- une fuerzas en la batalla, es útil para percatarse de ello.

Las pantallas, al tener una audiencia más masiva que la de las historietas, se tomaron su tiempo para irse poniendo a tono con las luchas feministas. Y aunque aún existen muchos tabúes y prejuicios en las representaciones de las nuevas superheroínas (y supervillanas), ya es posible divertirse fuera de los cómics con historias de otros tonos y colores.

Y hay de todo en esa villa: superheroínas con sobrepeso como el dúo de Thunder Force, entradas en años y orgullosas de sus canas como Lady Liberty (Jupiter’s Legacy), jovensísimas como Stargirl o Hit-girl (Kick-Ass), con las hormonas alborotándose como Sydney (I am not OK with this) o Ms. Marvel, e incluso con discapacidad auditiva como Makkari (Eternals).

Si comparamos el mercado de hoy con el de hace un par de años, es indudable que hay presencia en las pantallas ¡y mucha!, pero ahora la exigencia debe ser aumentar la calidad y demostrar que esta proliferación de superheroínas no se debe sólo a un discurso de inclusión forzada .

Además, hay muchas representantes de la comunidad LGTBQ. Dreamer (Supergirl) y Nomi (Sense 8); Queen Maeve (The Boys) y Batwoman (2019-2020); Catwoman (The Batman) y Valkiria (Thor: Love and Thunder) llegaron para derribar tabúes representando a mujeres transexuales, lesbianas y bisexuales, respectivamente.

De hecho, en Wonder Woman (2017) Diana hizo un comentario que dejó en el tapete el tema de la diversidad sexual. Cuando le explicó a Steve que todas las Amazonas como ella consideraban indispensables a los hombres para la perpetuación de la especie, pero no para el placer.

María José hace además la acotación de que en esa película Diana tiene intimidad con él, y eso era impensable para la exitosa versión de la superheroína que se transmitió en los años 70. Wonder Woman con Gal Gadot ha significado una revuelta más importante de la que pensamos.

Superpoderes en multicolor

Con el tema racial también se avanzó a pasos gigantes en la representación audiovisual: las asiáticas Katana (Suicide Squad), Mantis (Guardians of the Galaxy) y Kimiko Miyashiro (The Boys); y las latinas Ajak (Eternals), Supergirl (en la próxima película The Flash) y America Chávez (Dr. Strange in the multiverse of Madness) parecen haber tomado el testigo en la carrera de relevo que iniciaron las negras. 

Ya las afrodescendientes han recorrido un trecho bien largo, en el que resultan inolvidables Eartha Kitt en su papel de Catwoman (Batman 1967-1968), Storm (X-Men) y Catwoman ambas en la piel de Halley Berry, las guerreras indómitas de Black Panther con sus trajes étnicos con Okoye a la cabeza, o la casi invulnerable Thunder (Black Lightning).

Pero lo que viene promete amplificar el universo: secuelas de Capitana Marvel con compañía femenina incluida (The Marvels), el regreso de The Wasp junto a Ant-Man, la Mujer Invisible en una nueva versión de Fantastic Four, las Powerpuff girls ya creciditas y en live action (aunque con muchos problemas de producción), peleas a ritmo de tambores en Black Panther: Wakanda Forever, Yara Flor con tumbao’ latino en Wonder Girl, y una versión de Madame Web, una mutante envejecida, ciega y con problemas neurológicos que no suponen impedimentos a la hora de echarle una mano a Spiderman; por lo menos así es en el cómic.

Si comparamos el mercado de hoy con el de hace un par de años, es indudable que hay presencia en las pantallas ¡y mucha!, pero ahora la exigencia debe ser aumentar la calidad y demostrar que esta proliferación de superheroínas no se debe sólo a un discurso de inclusión forzada. Ellas que ya lucen por su autenticidad en los cómics merecen ser representadas a su altura en el cine y la TV. ¡Amanecerá y veremos!

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