Carla Simón clama por más dinero para las cineastas: “es una reparación histórica”

Texto: Janina Pérez Arias
Collage: María Pérez Martín

Desde que Carla Simón (Barcelona, 1986) irrumpiera en el panorama cinematográfico español con Estiu 1993 (Verano 1993, de 2017), basada en su propia infancia, se convirtió en un símbolo del relevo generacional tanto de cineastas en general como de mujeres que se dedican al cine.

Con Alcarràs, la historia de una familia de agricultores en la Cataluña rural que se enfrenta a quizás la última cosecha de melocotones después de tantos años de cultivar la tierra, no solo consiguió afianzarse en la industria audiovisual y pulir su particular manera de hacer cine, sino que marcó un hito histórico al ganar el Oso de Oro en la Berlinale de 2022, logrando también la hazaña de que su filme se mantuviera invicto en cartelera durante meses.

Con tan sólo dos largometrajes en su carrera artística, los méritos de Carla son indiscutibles. Ellos la ubicaron en la posición de darle visibilidad a varios temas concernientes a las cineastas, siendo uno de ellos la falta de confianza depositadas en las realizadoras frente a películas de género y de altos presupuestos.

Las sinergias de las cineastas

Me siento muy afortunada de vivir ese momento en Barcelona porque creativamente está como muy despierto, y ha surgido de una manera muy natural. Viví y estudié en Londres y cuando volví no conocía a nadie. Fue sobre todo a través del proyecto Cine en curso que nos encontramos varias cineastas. Ahí dando clases de cine a niños conocí, por ejemplo, a Meritxell Colell y nos hicimos muy amigas; previamente, en otro taller, a Celia Rico, ella también estuvo en ese proyecto por lo que compartimos mucho. Se produjo un intercambio no solo en lo relativo al proceso educativo para los niños, sino también en muchas cosas sobre nuestra filosofía de hacer cine.

En un laboratorio de guion conocí a Mar Coll y a Valentina Viso. La primera película de Mar (Tres días con la familia, 2009) había sido muy inspiradora también para para darme cuenta de que se podía hacer cine siendo joven, mujer y contando sobre tu familia. A Clara Roquet la conocí incluso antes de que yo fuera a Londres y ella se fuera a Estados Unidos, coincidimos haciendo unas prácticas y entonces bueno…

Y así empezó para mí un poco esa red. Al final es un mundo muy pequeño y te vas encontrando en todos los sitios.

Compartir los procesos

Es bonito esa parte de compartir los procesos, que cuando tienes un guion, pues lo puedes compartir y ver qué piensan. He aprendido mucho leyendo los guiones de Mar, de Celia, de Meri (Meritxell Colell), de Clara, o incluso recibiendo el feedback de ellas.

Hay dos momentos que creo que compartimos y considero que es muy importante hablar sobre el proceso con cineastas, y muchas de ellas son estas amigas. Los momentos importantes son el de la escritura y el del montaje. Es algo que surge de una manera muy natural en realidad y también por necesidad de saber pues cómo se percibe, de entender a través de otras cineastas si lo que estás haciendo está funcionando o no.

Enfrentar el vértigo de la segunda película

Fue una sensación rara. Sentía mucha presión en relación con Alcarràs al compararla con Verano 1993, porque pensaba que era muy difícil estar a la altura de esa primera película o de la recepción que habíamos tenido con ella.

Ahora cuando me preguntan si siento presión para la siguiente, lo único que experimento es alivio del salto de la primera a la segunda porque siento que Alcarràs ya ha llegado mucho más lejos de lo que llegó Estiu 1993 y eso me deja tranquila. Es que siempre sentí que Alcarràs podía ser una película un poco más difícil para la audiencia porque narrativamente tiene muchos personajes, por lo que sería un poco más complicado de conectar emocionalmente con el público.

En Verano 1993 es el punto de vista de una niña, por lo que emocionalmente es muy claro, pero en Alcarràs había muchos retos y yo no sabía si llegarían a buen puerto. Me daba como cierto vértigo, pero a la vez también era la película que quería hacer y que quería aprender a hacer.

La financiación, derribar el muro de la negación

Creo que está mejorando. En el caso de España lo que está pasando es que de alguna manera se está propiciando que las mujeres trabajen con presupuestos más altos, sobre todo a través de las ayudas generales donde tienes puntos por el hecho de ser una de las primeras películas de mujeres, no sé si es hasta la tercera o la cuarta.

Mucha gente ve mal esto, como discriminación positiva. Pero yo lo veo como una reparación histórica y algo muy necesario para poder llegar un poco a esa paridad que realmente aún no logramos. Estamos en el camino, pero no estamos ahí para nada.

Cuando hicimos Alcarràs aún no habían surgido esas ayudas generales, y ahora veo que mis compañeras están haciendo segundas pelis con esas ayudas, que están trabajando de entrada con más dinero y a lo mejor ellas ni siquiera necesitan una coproducción como fue el caso nuestro, que para tener un presupuesto más alto pues tuvimos una coproducción con Italia.

Si bien poco a poco va mejorando, no significa que esté bien porque realmente una cosa es hacer una película un poco más grande, y otra es tener el dinero para hacer una de ciencia ficción con un presupuesto de 7 o 10 millones de euros. Creo que estamos muy lejos de que pase. De momento no se está confiando en las mujeres (para producciones de grandes presupuestos). Vemos que en Estados Unidos se está empezando, pero aquí (en España) las mujeres que tienen proyectos muy ambiciosos a nivel de presupuesto no logran todavía sacarlos adelante.

Entonces debemos seguir luchando porque, aunque está en su camino y vayamos un poco mejor, aún falta, falta...

Las alegrías de Alcarràs

Me parece muy difícil que vuelva a pasar algo como eso. Por lo general no se gana el Oso de Oro dos veces y no creo que tenga que ser nuestro objetivo con la siguiente película. Realmente lo que te dan los premios es esa posibilidad de abrirte la puerta para seguir haciendo cine que es lo que más me gusta. Está muy bien todo lo que ha pasado con Alcarràs, pero tengo los pies muy en la tierra, estoy en un momento donde el tema del éxito me parece relativo.

Me siento afortunada de tener una sensibilidad que conecta con la gente; tengo una manera de contar que protejo y trabajo mucho, pero que podría no conectar a nivel emocional. Es un privilegio que un público amplio pueda entender esa forma de contar. Es verdad que pienso mucho en la emoción, y en Alcarràs es algo que nos planteamos todo el rato porque el hecho de que tuviera tantos personajes nos daba mucho miedo de que hubiera una falta de empatía, al final cada personaje está un ratito en la pantalla.

Filmografía  

Cortometrajes

Women (2009)

Lovers (2010)

Born Positive (2012)

Lipstick (2013)

Las pequeñas cosas (2015)

Después también (2019)

Correspondencia (2020)

Carta a mi madre para mi hijo (2022)

Largometrajes

Estiu 1993 (aka Verano 1993, 2017)

Alcarràs (2022)

 

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